noviembre 16, 2007

El poder de la música


Hablar de música es hablar de arte, filosofía de la naturaleza, psicoterapia, estética. La música y el ritmo son espejos de las estructuras cósmicas, así pues, todo el universo es vibración que según su frecuencia, se manifiesta como luz, color, sonido o forma.
Si observamos la naturaleza, nos damos cuenta de que cada criatura emite vibraciones que se propagan a través de ondas musicales, y que toda existencia dinámica está afectada por latidos y pulsaciones. Hay música en el susurro de las hojas, en el canto de las aves, en el rítmico movimiento del océano, en la pulsación de la sangre, en el movimiento de los planetas, en el chocar de los torrentes contra las rocas...
La música es uno de los medios más poderosos por medio del cual el alma y la consciencia se manifiestan sobre la tierra; es más poderoso que la danza o la pintura, porque su efecto es instantáneo.
La música es una fuerza cuya vibración produce movimientos en el espacio, desencadenando poderes en el hombre.
Los años de educación elemental marcan el comienzo del despertar del niño en su lugar social y académico .
Mientras casi cualquier área de éxito ayudara a los niños a tener actitudes mas positivas de si mismos, muchos educadores creen que desarrollar habilidades musicales es una de las formas mas seguras y efectivas.
Los neurocientíficos creen ahora que la música es nuestra primera inteligencia a desarrollar. Una parte clave de esa inteligencia se pierde si los niños no comienzan a desarrollar sus habilidades musicales antes de los diez años.
El desarrollo de esa inteligencia hace mucho más por un niño que ayudarle a llevar una melodía. La instrucción musical temprana y de largo término ha mostrado tener un impacto positivo en el razonamiento complejo, la memoria y la inteligencia infantil. También sabemos que las habilidades musicales y matemáticas se desarrollan en el mismo lugar o muy cerca en el cerebro. Los niños que toman lecciones de música tienen una mayor inteligencia espacial que aquellos que no las toman.
Sin embargo, la motivación real para exponer a los niños a la música va mucho mas allá que estos logros de la inteligencia. Un niño que cree que tiene algo que compartir con el mundo tendrá una personalidad mas sana, permeable a otras cosas buenas, abierta a nuevas experiencias positivas y con sensibilidad hacia el bien y la belleza.
Aquí hay algunas formas sencillas de traer música a la vida de un niño:

- Llevarle a clases de algún instrumento o incorporarlo a un coro.

- Poner con frecuencia buena música de distintos estilos en la casa.

- Colocar música suave de fondo durante las comidas e incluso en actividades como estudio, lectura, limpieza, etc.

- Llevar al niño a eventos musicales y ayudarle a reconocer autores, piezas, algo de historia, etc.

- Si el niño toca un instrumento o canta, enfatizar en el valor de su esfuerzo y no en la técnica de ejecución. No hay que convertir el momento en una presión sino en algo agradable, que desee repetir.

- Estudie usted algo relacionado a la música. Como siempre, el buen ejemplo es lo más efectivo.


noviembre 09, 2007

john cage

John Cage fue uno de los promotores del espíritu de vanguardia en América de Norte. Su influencia trascendió las fronteras de Estados Unidos. La huella de Cage se propagó y estimuló en el arte occidental la exploración de nuevas formas de sensibilidad. Influenciado por Varese, Ives, y el budismo zen, Cage derrumbó los límites habituales de la experiencia musical. La música suele relacionarse con la audición de la llamada música clásica culta o la diversidad de los estilos musicales. Pero la música es esencialmente combinación de sonidos. Cage, valoró la trascendencia esencial de cada sonido singular. La música no se restringe a los sonidos irradiados por la variedad de los instrumentos musicales. Cada sonido es parte de una música generalmente no percibida. El impacto de la música de J. Cage se vincula en mí con una genuina transformación o apertura de la sensibilidad hacia la misteriosa y siempre creadora música que brota de los labios de cada pequeño sitio del mundo.



La música que prefiero, incluso más que la mía, es la que escuchamos cuando estamos en silencio. (J. Cage)